Esta vuelta, en un texto en el que algunos encontrarán una vuelta sociológica y otros romántica - pero que no será nunca uno de esos que "te admiro porque eres un genio, que te mereces el nobel pero ya, te presto a mi hija para que inicies una raza de escritores geniales" - el Jorge pone en claro que ni aunque desaparezca un continente entero van a hacerlo laburar. No señor. Por supuesto que él adjudica esa fatiga que arrastra por las habitacionjes de Roselló a una posible señorita que se dio cuenta de cómo viene la mano y dejó de pasarle pelota. Lógico: mirá si la Titina en un rato libre que le deje trabajar, cuidarla a la Nina, llevar la casa y ocuparse del "hijo mayor" se aviva de una vez por todas y actúa en consecuencia. Yo que él no escupía para arriba.