Resulta que el Jorge descubrió que lo que hace un padre repercute en la formación de la hija. Eso no es ni demasiado nuevo, ni demasiado problema, a no ser que te tires un pedo y lo festejes delante de la nena, comas con la boca abierta, aplaudas los soretes de formas bonitas, andes en bolas por la casa, fumes de la buena todo el día, o cuando tu hija te busque para jugar finjas catatonia. Claro, de cambiar de costumbres ni hablemos. Semejante aberración sería "caretear paternidad". Eso sí: después se va a quejar queja del acento catalán de la Nina.

Igual le deseamos feliz año, y que Dios le conserve a la Titina.