Se acercan las fiestas y el Jorge vuelve a agarrar esa nostalgia de coso radicado en el primer mundo y la exprime hasta que parece que no da mas. Pero da, claro que da, y sigue sacándole las papas del fuego. Este escrito sobre un tipo que vive en la ciudad más linda del mundo y extraña los mosquitos en año nuevo, es una prueba más, y seguramente no la última. ¿Qué más vas a extrañar? ¿El lechón fermentando a 40 grados a la sombra? Como será, que tiene el tupé de decir que La navidad blanca en Manhattan es vulgar y por otro lado ensalza los petardos que te dejan sordo y los parientes que se agarran a piñas. Es al cuete: cuando un tipo se va a vivir afuera y se pone viejo y próspero, hasta Palito Ortega parece Sinatra.