El lector de Orsai observa con estupefacción y extrañeza cómo el Jorge ensanchó el rubro y se dedica ahora también a vender buzones. El tipo cree que lo conocemos de ayer, y por eso cuenta que cuando llegó a Barcelona era efusivo y saludador. ¡Que se relacionaba con los señores a beso limpio! Sí, dale: ahora relatáte cómo salías todos los días de tu casa a hacer footing y que los domingos agarraban con Cristina y se iban pasear por la montaña. O el gordo nos toma el pelo, o le dio por la ciencia ficción. Porque no sé que será más catalán: si el acento de la Nina, o despedirse de un compatriota chocando los meñiques.